No
olvidar la importancia de la prudencia
para evitar accidentes de tráfico puede salvar vidas: la nuestra, la de
nuestros acompañantes, y la del resto de usuarios de la vía.
Que levante la mano quien nunca haya cometido
un error o una imprudencia al volante.
Nadie en la sala… ¿verdad?
Nos guste o no reconocerlo, todos, en algún
momento como conductores, hemos sido imprudentes. Quizá ha sido una falta leve,
de poca importancia. O puede que nos hayamos llevado un susto, o incluso
hayamos sufrido un percance.
La realidad es que detrás de la inmensa mayoría de los siniestros están los errores
humanos. Dicho de otro modo, somos responsables de un altísimo porcentaje
de accidentes, en la mayoría de las ocasiones, porque muchos conductores
cometen imprudencias al volante constantemente.
A veces esas imprudencias nos pueden
perjudicar solo a nosotros. Pero lo que debemos tener en cuenta es que ese tipo
de conductas ponen en peligro la seguridad vial y la integridad del resto de
los usuarios de la vía.
Hoy queremos dedicar nuestro espacio a las imprudencias, pero desde otra perspectiva, la de la prevención, porque recordar de vez en cuando esas actitudes que son tan habituales como peligrosas, puede ayudar a concienciarnos un poco más de lo importante que es la responsabilidad al volante.
Y porque como abogados especialistas en accidentes de tráfico https://demandatulesion.com/abogados-accidentes-de-trafico-asesoria/ también tenemos que poner nuestro granito de arena para llamar la atención sobre tantas y tantas conductas, que conocemos de primera mano por muchas víctimas de siniestros, que nunca lo habrían sido si los culpables de su accidente hubiesen evitado cometer una imprudencia al volante.
LAS IMPRUDENCIAS AL VOLANTE PROVOCAN ACCIDENTES DE TRÁFICO
De la misma forma que no hay conductor que
alguna vez haya cometido algún error conduciendo, estamos seguros de que todos
los conductores han presenciado alguna vez alguna imprudencia, o han vivido un
susto o una situación de riesgo por culpa de un tercero.
Y es que no dejamos de ver en redes sociales o
en los medios de comunicación conductas reprobables que ponen en peligro la
vida de los demás.
Y no hablamos solo de pequeños percances en
una vía urbana, que, por lo general suelen ser más leves (salvo los atropellos,
que siguen acaparando las estadísticas de siniestralidad en ciudades y
poblaciones). En carreteras las
imprudencias cuestan vidas. Y lo sabemos cada año cuando las estadísticas
de accidentes nos recuerdan que tenemos aún un largo camino que recorrer.
Tres son las conductas imprudentes que más
accidentes de tráfico provocan: el
exceso de velocidad, conducir bajo la influencia del alcohol y las drogas, y
las distracciones provocadas por el uso del teléfono móvil y otros aparatos
electrónicos.
Los dos primeros son tipos penales (Delitos
dolosos), englobados en el concepto de “conducción temeraria”, llamados también
“Delitos de peligro” y regulados en los artículos 380, 381 y 382 del Código
Penal.
- El exceso de velocidad
Detrás de muchos siniestros se encuentra el
exceso de velocidad. Parece que muchos conductores siguen siendo reacios a
respetar los límites impuestos, y especialmente en vías interurbanas, los
riesgos en carretera se multiplican cuando se circula por encima de los límites
permitidos.
Este tipo de imprudencias pueden llegar a
provocar daños muy graves sobre todo en carretera.
Cuando se circula a una velocidad alta, perdemos una parte de nuestra capacidad de reacción
ante un obstáculo o un imprevisto.
Evidentemente, el exceso de velocidad también está directamente relacionado con el resultado lesivo, que siempre será mayor, puesto que al liberarse más energía cuando se produce un accidente con otro vehículo, los daños que sufren las personas son de mayor entidad.
- Alcohol y drogas
Todos hemos escuchado la frase de “si bebes no
conduzcas” o “alcohol 0% al volante”. Y, sin embargo, se siguen multiplicando
los positivos en alcohol y drogas entre conductores, especialmente los fines de
semana o en épocas concretas como las Navidades.
Conducir
bajo los efectos del alcohol y las drogas es un Delito
tipificado en nuestro Código Penal, cuando el infractor arroja unatasa de alcohol en aire espirado superior a 0.60 mg/l o
con una tasa de alcohol en sangre superior a 1.2 gramos por litro.
¿Las penas en estos casos? Prisión de 3 a 6
meses, o multa de 6 a 12 meses, o trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a
90 días, a lo que hay que añadir la privación del derecho a conducir vehículos
a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años.
Esta conducta imprudente no se queda solo en
el hecho de que el infractor sea “pillado” en un control de alcoholemia.
El problema viene, sobre todo, cuando teniendo
mermada la capacidad de conducción, comete un error circulando bajo los efectos
de drogas o alcohol que provoca un accidente causando daños y perjuicios a
otros usuarios de la vía.
Además del Juicio rápido y de pagar la multa que corresponda, el infractor tendrá que hacerse cargo personalmente de pagar de su bolsillo todas las indemnizaciones que correspondan a las víctimas del siniestro. Y si las lesiones causadas son graves, esta conducta imprudente puede arruinar tanto su vida como su patrimonio.

- El uso del teléfono móvil y otros aparatos electrónicos
Unos segundos son suficientes. Esa pequeña
distracción mientras leemos o contestamos un WhatsApp, contestamos una llamada,
o consultamos el GPS, es el detonante de muchos accidentes de circulación en
nuestro país.
Hablar
por el móvil es una infracción grave según la Ley de Seguridad Vial. Pero también lo es el uso de navegadores y de cualquier otro sistema
electrónico, salvo que su uso se haga sin necesidad de utilizar las manos, o
los cascos o auriculares.
Utilizar el “manos libres” es la solución para evitar la multa y la retirada de 3 puntos del carnet de conducir.
PRUDENCIA PARA EVITAR ACCIDENTES DE TRÁFICO: LO QUE NO DEBES
HACER
Cuando
hablamos de prudencia, hablamos de responsabilidad. La
mayoría de los conductores conocen lo que no pueden ni deben hacer, y, sin
embargo, lo siguen poniendo en práctica en su día a día.
Una falsa sensación de seguridad se instala en
muchos de ellos, en la creencia errónea de que “yo controlo”, “nunca me ha pasado nada”, o “es un momento y son dos
calles”.
Pues bien, estos pensamientos son el
antecedente de muchos siniestros.
Vamos a ver como detrás de muchas conductas
diarias están imprudencias al volante cuyas consecuencias pueden ser fatales en
caso de accidentes.
- Participar en carreras ilegales
Convocados por grupos de habituales o a través
de las redes sociales, muchos amantes de la velocidad y la adrenalina se lanzan
a participar en carreras ilegales que pueden tener consecuencias mortales en
caso de accidente.
En la inmensa mayoría de los casos, se trata
de conductores jóvenes. Y muchas veces, utilizan carreteras comarcales, menos
transitadas, o incluso conducen en sentido contrario al de la circulación.
¿Lo que puede pasar? Además de poner en
peligro su vida y la de los demás, se enfrentan a un Delito de Conducción Temeraria, una multa y la pérdida de puntos del
carnet de conducir.
- Circular sin casco en moto
Todavía hoy sigue habiendo motoristas que
circulan sin casco. Y el casco es el
salvavidas fundamental que les protege en caso de colisión, o caída por
cualquier motivo.
Existe una tendencia generalizada de muchas
compañías de seguros a considerar responsable en un siniestro al motorista, que
es un colectivo con fama de imprudente.
En este caso, la prudencia es con uno mismo. Porque en un siniestro la diferencia entre llevar casco y no llevarlo es la diferencia entre salvar la vida o perderla.



- No utilizar el cinturón de seguridad
Para muchos conductores ponerse el cinturón es
algo instintivo. De hecho, normalmente el conductor que no lo lleva no es que
desconozca que se lo tiene que poner. Y las estadísticas lo dicen todo: llevar
puesto el cinturón de seguridad llega a
reducir hasta en un 80% las probabilidades de muerte en un accidente de
tráfico.
El cinturón salva vidas. El peligro no solo es
para el conductor y el pasajero de delante, que tienen muchas posibilidades de
salir disparados por el cristal delantero en caso de siniestro.
También impide que podamos provocar lesiones a
otros ocupantes del vehículo, en este caso cuando los ocupantes de la parte de
tras no lo llevan abrochado, pudiendo causar daños a los pasajeros de delante.
- No respetar las señales, en espacial el stop y el Ceda el paso
Todo el mundo sabe que las señales de
circulación están por algo, y normalmente son una ayuda en la conducción,
porque nos indican situaciones en las que debemos estar atentos, pero muchos
conductores siguen circulando como si no existieran.
Entre las que más riesgo generan están las señales de STOP y CEDA el paso. Y es que
hay conductores que cuando se encuentran con ellas reducen la velocidad para
volver a acelerar, mientras que otros las pasan directamente sin respetarlas.
E incluso algunos en lugar de reducir o
detenerse, las pasan deteniéndose a medias y obstaculizando la preferencia de
paso de los que circulan por ese carril, siendo lo más habitual que se acabe
produciendo la colisión.
- Los adelantamientos: máxima precaución
La maniobra
de adelantamiento es de las más peligrosas que hay, y mal ejecutada puede
provocar el temido choque frontal, que es fácil que desemboque en un accidente
gravísimo con heridos muy graves o fallecidos.
Las prisas y la falta de prudencia llevan a muchos conductores a no asegurarse de poder adelantar con seguridad, y, sobre todo, no hacerlo cuando está terminantemente prohibido.
- De noche: multiplicar la atención en la carretera
Si tenemos que mantener los cinco sentidos en
la conducción siempre que nos pongamos al volante, por la noche es necesario extremar las medidas de precaución, al ser la
visibilidad más reducida.
La prudencia es para todos en estos casos:
vehículos y motocicletas, pero también las bicis, debiendo llevar los ciclistas
elementos reflectantes que avisen al resto de los conductores, y por supuesto
los peatones, que siempre se llevan la peor parte en un accidente.
Si es posible, debe evitarse conducir de noche.
- No utilizar los intermitentes
Hemos llegado a pensar que algunos conductores
no utilizan los intermitentes porque piensan que pueden “gastarse”. Y la
prudencia exige que cada maniobra que se
realice debe señalizarse adecuadamente para no pillar por sorpresa a otros
usuarios de la vía y provocar un siniestro.
Muchos conductores olvidan un gesto tan sencillo y básico como utilizar los intermitentes, a veces por exceso de confianza, y en otras ocasiones por la costumbre habitual de no utilizarlos.



- Velocidad y mal tiempo: un mal equipo y un peligro evidente
Todos sabemos que cuando las condiciones climatológicas son adversas,
debemos multiplicar la prudencia al volante. Sin embargo, siguen ocurriendo
siniestros donde la suma de la velocidad junto con lluvia o nieve, e incluso
viento, dan como resultado un accidente.
No se trata solo de que tú como conductor no
corras situaciones de riesgo en estos casos, sino también de evitar que una
imprudencia por tu parte genere un riesgo añadido a las malas condiciones
meteorológicas para el resto de usuarios de la vía.
- Giros prohibidos: peligro para ti y para los demás
Una imprudencia así por parte de un conductor que
realizó un giro prohibido de forma sorpresiva en una carretera secundaria así costó
a un motorista cuyo caso llevamos en DEMANDA TU LESION la amputación de una pierna y una lesión medular que le dejó postrado
en una silla de ruedas de por vida.
Y es que hacer un giro prohibido es una
maniobra muy peligrosa, aunque pensemos que podemos hacerla sin riesgo alguno.
- Utilizar de forma incorrecta el carril izquierdo
¿Cuántas veces hemos querido adelantar y nos
ha sido imposible porque un vehículo delante nuestro estaba circulando por el
carril izquierdo como quien pasea por el parque?
Uno de los grandes errores que se cometen por
muchos conductores imprudentes. Porque la prudencia también consiste en saber
circular correctamente y respetar al resto de usuarios de la vía.
El
carril izquierdo tiene una función, que es permitir adelantar a los vehículos
que vayan más despacio que tú. Utilizarlo
prudentemente y solo en esos casos repercutirá en un tráfico más fluido y,
sobre todo, evitará siniestros.
- Distraerse con los niños
¿Quién no ha ido conduciendo y ha tenido que
girarse para tranquilizar o atender a los niños que viajan en el asiento
trasero? Un simple acto como extender la mano para intentar que se
tranquilicen, o mirarlos por el espejo retrovisor puede suponer una distracción de pocos segundos de nuestra
atención a la carretera, que acabe en un fatal accidente.
La prudencia exige que en casos así hay que
intentar detenerse en cuanto se pueda y esperar a que estén más tranquilos para
continuar el viaje.
- No tener al día la ITV
Nos cuesta mucho mantener nuestros vehículos
en buenas condiciones y son muchos los conductores que circulan sin haber
pasado la ITV.
Aunque circular con la ITV caducada o no haber pasado la
inspección correspondiente no supone la retirada de puntos en el carnet, sí que
te enfrentas a una sanción
administrativa.
Sin embargo, eso es lo de
menos. Porque si tu vehículo no está en las debidas condiciones técnicas, estás
multiplicando las posibilidades de tener un percance en la carretera, con lo
que ello supone tanto para ti como para los demás usuarios de la vía.
En resumen, la importancia de la prudencia para evitar
accidentes de tráfico es cosa de todos y no solo de una minoría. Y la
conducta imprudente de unos pocos no solo les afecta a ellos, sino a toda la
Seguridad Vial.
En nuestra mano está
reducir la siniestralidad adoptando todas las medidas necesarias para
garantizar una conducción eficaz y segura para nosotros, y también para los
demás.
Si tienes algún problema
como víctima de un accidente de tráfico, podemos ayudarte.
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