Es más frecuente de lo que pensamos que las víctimas de un siniestro requieran en algún momento, ayuda psicológica tras el accidente de tráfico sufrido, para recuperarse de la vivencia traumática que han tenido.
Muchos perjudicados se ven incapaces de superar por si mismos una situación que en algunos casos es durísima, y necesitan de un soporte profesional cualificado, más allá de la ayuda familiar o social, que, sin duda, es el primer apoyo con el que cuenta la víctima, y también el más cercano.
En el ámbito de la psicología, no hay una terapia que funcione igual para todos los afectados, ya que cada caso es diferente a los demás, y un mismo accidente puede afectar de distinta manera a las víctimas involucradas en el mismo.
Nadie está
preparado para tener un accidente de circulación y sin duda, el carácter
imprevisto o inesperado del suceso tiene mucho que ver en la dificultad para
sobreponerse a la dramática experiencia vivida, en especial en los siniestros
más graves, aunque casos más leves también pueden precipitar daños psicológicos dependiendo del estado previo de la
víctima tanto anímico como físico, psíquico o mental.
Es importante valorar, dentro de las consecuencias derivadas de un accidente este perjuicio que, además, debe reclamarse, para lo que es necesario que el perjudicado esté bien asesorado por un abogado especialista, ya que las aseguradoras son muy reacias a indemnizar por este concepto.
CUANDO SE RECOMIENDA O NECESITA AYUDA PSICOLOGICA
No hay dos siniestros
iguales ni tampoco dos víctimas iguales. Dependiendo de la persona y de sus
circunstancias personales, el daño puede ser mayor o menor, y en ocasiones,
puede ir mucho más allá que las lesiones físicas sufridas en el accidente.
El impacto emocional ante un hecho traumático y en muchos casos dramático puede requerir en ocasiones largos periodos de tratamiento psicológico o incluso que la víctima no llegue a recuperarse completamente nunca.

No obstante, hay casos en los que, casi con toda seguridad, va a ser necesaria la ayuda psicológica:
- Fallecimientos
La pérdida de un ser querido de manera
violenta es uno de los mayores dramas que
puede vivir una familia, teniendo en cuenta, además, que muchas de estas
muertes se producen con personas jóvenes.
Ningún padre
está preparado para sobrevivir a un hijo, por lo que resulta mucho más duro
aceptar la situación, tanto si el hijo ha sido víctima como si ha sido culpable
del siniestro.
Y el caso
resulta mucho más dramático si en el
siniestro fallecen menores de edad, incluso de una misma familia, como ha
ocurrido tantas veces.
En los casos
de pérdida de seres queridos, la ayuda
psicológica es fundamental para ayuda a las familias a sobrellevar y
aceptar unos hechos que nunca tendrían que haberse producido.
- Presenciar un accidente grave con heridos y fallecidos
En ocasiones,
los afectados psicológicamente por un siniestro no son las víctimas directas,
sino testigos presenciales que han visto
el accidente en toda su crudeza y que no pueden olvidar lo que vieron.
Casos
especialmente llamativos, como siniestros múltiples, especialmente
trascendentes como atropellos violentos, vuelcos de un autobús, salida de la
vía de un tren, colisiones frontales a alta velocidad… son casos que por su
violencia resultan difíciles de olvidar cuando se presencian de manera directa.
- Atropellos y miedo a cruzar un paso de peatones
Los peatones atropellados suelen tener casi
siempre secuelas psicológicas, que se traducen, sobre todo, en el miedo a salir a la calle solo o sola,
volver a cruzar un paso de peatones o hacerlo en el mismo lugar en el que
resultaron atropellados.
Estos miedos suelen traducirse en dificultad para conciliar el sueño, sensación de desprotección, ansiedad, o negativa a hablar del accidente.
En ocasiones, con ayuda psicológica pueden superarse los síntomas en un periodo más o menos razonable, pero en otros casos, el proceso puede desembocar en un trastorno de estrés postraumático, que debe reclamarse en la indemnización por atropello.
- Miedo a volver a conducir
Es uno de los trastornos más frecuentes derivados de un siniestro en el que el conductor no quiere volver a coger el coche después de la experiencia vivida.
Igualmente ocurre también a ocupantes de un vehículo siniestrado, que cogen miedo al coche y se niegan sistemáticamente a volver a conducir. Y se han dado casos de víctimas que efectivamente, no han vuelto a hacerlo, desarrollando la denominada “amaxofobia” o miedo a conducir.
La víctima se
siente vulnerable y sin ningún control
sobre la conducción, lo que repercute en su estado de ánimo y le hace
desarrollar episodios de ansiedad, estrés, angustia, y falta de confianza en sí
mismo.
La ayuda psicológica en estos casos puede
ayudar a reconducir esa situación de miedo a subirse a un coche o conducir
con tratamientos encaminados a ayudar a las víctimas a tomar conciencia de la
situación que han vivido, no aislarse y seguir relacionándose con su entorno de
manera natural.
¿ME TIENE QUE INDEMNIZAR LA ASEGURADORA POR DAÑOS PSICOLOGICOS?
El espíritu
de la Ley persigue la indemnización a la víctima integral, es decir, por todos
los perjuicios sufridos. Y una situación
emocional compleja derivada de un accidente y que requiere ayuda psicológica
debe valorarse a la hora de calcular las cantidades que corresponden al
perjudicado por todos los daños que haya tenido.
El daño
psicológico puede indemnizarse, si bien no nada sencillo reclamarlo. Las
estadísticas indican que una de cada
tres víctimas con daños corporales en un siniestro padece secuelas psicológicas
derivadas del mismo.
Sin embargo,
la postura de las aseguradoras es contraria a ello, tendiendo a no reconocer este tipo de secuelas
incluso en los casos en los que hay documentación médica que lo acredita o
tratamientos demostrados de varios meses.
En estos
casos hablamos de una serie de perjuicios que son subjetivos, no pueden
objetivarse en una radiografía o resonancia como si se tratara de una fractura
o un esguince.
Es por eso
por lo que las compañías de seguros no
suelen ofrecer por secuelas psicológicas indemnización alguna, al
considerarlos “daños que no se ven” y por tanto basados solo en las
manifestaciones del propio perjudicado.
Para poder demostrar claramente la existencia de este tipo de daños y que la ayuda psicológica tras un accidente de tráfico sea indemnizada como secuela cuando existe un diagnóstico y un tratamiento, vas a necesitar siempre la ayuda de un abogado especialista.



Novedades del Baremo 2016 en los daños psicológicos: el estrés postraumático
El nuevo Baremo de Tráfico introdujo novedades en la valoración de los daños psicológicos, siendo la principal la desaparición de la secuela denominada “estrés postraumático”, muy habitual en víctimas de accidentes de circulación.
En la
normativa existente hasta su modificación en 2016, se recogían diversos
trastornos relacionados con las secuelas psicológicas, entre las que se
encontraba la más habitual, conocida como “estrés postraumático”.
Así no solo
se reconocía que un accidente podía generar este tipo de secuela, sino que ello
implicaba que la aseguradora obligada a
indemnizar tenía que hacerse cargo de pagar los gastos del tratamiento
psicológico del perjudicado.
El nuevo
Baremo elimina el “estrés postraumático” y recoge una serie de conceptos más
exhaustivos, pero asociados al daño corporal, es decir, que se produjera algún
tipo de alteración del cerebro que desencadenara el daño psicológico.
Esto supone
que, si la víctima padece miedos o
fobias derivadas del siniestro, ni la aseguradora lo va a pagar inicialmente como
secuela, ni va a sufragar el tratamiento correspondiente.
Es por ello
que, ante las novedades introducidas por el nuevo Baremo, habrá que estudiar
caso por caso, desde las circunstancias físicas del afectado y las
consecuencias neurológicas derivadas de las lesiones, hasta sus antecedentes,
el tipo de diagnóstico que se le hace y el tratamiento recibido.
Para ello, es
fundamental contar siempre con asesoramiento
legal y que sea un abogado especialista quien estudie y valore la
reclamación del daño psicológico asociado a los perjuicios sufridos en el
accidente.
¿Tienes
dudas? ¿Has requerido ayuda psicológica
tras un accidente de tráfico y no sabes si puedes reclamarlo? ¿La compañía
de seguros no quiere hacerse cargo de tu tratamiento por este tipo de secuela?
No olvides
que hay que analizar cada caso en particular. No aceptes de primeras la negativa de la compañía de seguros a
pagarte por secuelas psicológicas sin consultar antes con un abogado.
Infórmate primero contactando lo antes posible con Demanda Tu Lesión. Nuestros abogados te harán una primera valoración sin compromiso para que conozcas las opciones de reclamación de la ayuda psicológica que has necesitado.